Cajeros automáticos, puntos de ventas, comicios electorales y un largo etcétera, son de los sistemas que te dejarán de soporte un papelito. ¿Cuánto hará falta para confiar ciegamente en un sistema?, ¿Existirá algún mecanismo, digital también, que dé certeza de lo que hace el sistema?.

Iniciativas como la entrega de los estados de cuentas bancarios enviados al correo electrónico son dignos de aplaudir, pues no sólo se ahorra el papel del estado de cuenta persé, sino también el sobre, la estampilla e incluso la hoja en la que se imprime el listín de entrega para el motorizado.

Pero, ¿Está preparada la naturaleza humana para dejar a un lado la malicia a la hora de confiar en los sistemas?. Honestamente, creo que no. Y es que esa misma malicia es la que lleva al humano a buscarle la vuelta a los mismos sistemas, las caídas, las patas cojas.

Ahora bien, parte de nuestro trabajo como tecnólogos es estar permanentemente en la búsqueda de esos mecanismos que nos hagan confiar, mecanismos que faciliten la auditoría de los mismos sin que quepa la menor de las duda de la solución que se está planteando.

En mi opinión, aquella gran utopía de la “Oficina sin papel” seguirá siendo eso; una utopía. Es que necesitamos, ansiamos tener una especie de “respaldo” para poder pensar que tenemos como reclamar a la hora de cualquier situación que se presente.

William Arispe
Gerente de Operaciones
Soluciones para T.I.

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