El mundo real es complicado. Aun cuando lo queramos simple, la complejidad nos alcanza. Si algo es complejo pensamos que para entenderlo, lo subdividimos en sus partes componentes, las analizamos individualmente, lo reintegramos y listo. No tanto! Integrar tiene sus bemoles.
En teoría de sistemas nos enseñan que para sistemas complejos, el todo es más que la suma de las partes. Esto es así cuando vemos que las relaciones e interconexiones entre las partes componentes presentan características e influencia propia, surgiendo así lo que se conoce como “propiedad emergente”.
Si hacemos la analogía con una relación de pareja, podemos ver que cada persona individualmente tiene sus gustos, amigos, costumbres, etc.. La pareja en si misma tienen comportamientos diferentes asociados al hecho de que cada uno aporta un comportamiento particular requerido para que los comportamientos individuales se puedan fusionar y puedan convivir con armonía. Hey!, todos sabemos lo que pasa cuando eso no es así.
Similarmente ocurre con la sinergia. El trabajo en equipo tiende a producir más y mejores resultados que la suma de los trabajos individuales de cada uno de los miembros.
Las herramientas de descomposición son poderosas para el análisis de situaciones y para describir un todo. En proyectos usamos una súper herramienta de este tipo denominada Estructura de Desglose de Trabajo o Work Breakdown Structure (WBS). Nos ayuda a descomponer los productos entregables definidos en el alcance del proyecto para hacerlos más manejables y entendibles. Solo debemos recordar que al utilizarla no debemos dejar por fuera las relaciones o interfaces importantes entre los componentes que disgregamos.
La integración en proyectos complejos es un proceso donde sabemos que 1 + 1 > 2
Recordemos esto la próxima vez que nuestra pareja nos diga:” vale, ¿por qué tienes que ser así?
Francisco Gómez, PMP
Gerente de Ventas y Proyectos Especiales
Soluciones para T.I.